NO dejemos entrar al viejo por José Consuegra – Rector de la Universidad Simón Bolívar

En esta edad es necesario promover hábitos y comportamientos sanos como el ejercicio, el compartir en amistad y fortalecer lazos de amor. Además, una alimentación saludable y rutinas proactivas que mantengan condiciones óptimas de salud. También hay quienes lo hacen a través del fortalecimiento de la espiritualidad y la fe.

“Muchas lunas he vivido.

Mi cuerpo está desgastado.

Pregúntate a ti mismo cómo serías

si no supieras el día que naciste”

El anterior es un fragmento de la canción Don’t let the old man in, de autoría del cantante country Toby Keith, inspirada en el laureado actor y director de cine Clint Eastwood, quien, un día antes de su cumpleaños número 88 (hoy tiene 92 años), le comentó al artista -su amigo-, que al día siguiente comenzaría a grabar una nueva película. Cuando este le contrapreguntó que cómo asumía a su edad tal responsabilidad y qué lo impulsaba, su respuesta fue que, cada mañana, de manera reiterada, le impedía “al anciano” entrar a su vida. 

El poderoso mensaje de Eastwood va más allá de la vejez o de la ancianidad per se, como etapa normal del ciclo vital, comúnmente relacionada con una vida con pocas responsabilidades, con pérdida paulatina de energía y con el abandono de las motivaciones, como si fuera una guillotina posada sobre las cabezas o una sentencia inmutable de dejadez, incapacidad y desolación.

 

A diferencia de los países industrializados, donde es natural enviar a los familiares mayores a los asilos o que estos, en pleno uso de sus facultades, se separen de sus familias e integren comunidades y vecindarios exclusivos para este grupo etario, esta costumbre no ha calado en América Latina, en donde la familia extendida hace de nido natural y protege, acompaña y valora a sus mayores al llegar a la vejez.

 

En esta edad es necesario promover hábitos y comportamientos sanos como el ejercicio, el compartir en amistad y fortalecer lazos de amor. Además, una alimentación saludable y rutinas proactivas que mantengan condiciones óptimas de salud. También hay quienes lo hacen a través del fortalecimiento de la espiritualidad y la fe. Como lo he expuesto en otros artículos, con base en mi propia experiencia, es importante una pareja amada, como lo es mi Juliana; el amor de familia y el disfrute de hijos y nietos, que se constituyen en método infalible para contagiarse juventud, vitalidad, jovialidad, vigor y motivación constante.

 

Mientras se cuente con la fortuna de la existencia, es viable iniciar nuevos proyectos de vida. Independientemente de las condiciones y cambios físicos correspondientes a esta fase, el gran caudal de conocimientos y experiencia de los mayores supone una ventaja superlativa para emprenderlos. Cada nuevo día es como comenzar una nueva existencia, que nos abre mil oportunidades para lograr la felicidad y evitar perder la vitalidad. ¡Evitemos, a toda costa, que entre el viejo!



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