22 May NO dejemos entrar al viejo por José Consuegra – Rector de la Universidad Simón Bolívar
En esta edad es necesario promover hábitos y comportamientos sanos como el ejercicio, el compartir en amistad y fortalecer lazos de amor. Además, una alimentación saludable y rutinas proactivas que mantengan condiciones óptimas de salud. También hay quienes lo hacen a través del fortalecimiento de la espiritualidad y la fe.
“Muchas lunas he vivido.
Mi cuerpo está desgastado.
Pregúntate a ti mismo cómo serías
si no supieras el día que naciste”
El poderoso mensaje de Eastwood va más allá de la vejez o de la ancianidad per se, como etapa normal del ciclo vital, comúnmente relacionada con una vida con pocas responsabilidades, con pérdida paulatina de energía y con el abandono de las motivaciones, como si fuera una guillotina posada sobre las cabezas o una sentencia inmutable de dejadez, incapacidad y desolación.
A diferencia de los países industrializados, donde es natural enviar a los familiares mayores a los asilos o que estos, en pleno uso de sus facultades, se separen de sus familias e integren comunidades y vecindarios exclusivos para este grupo etario, esta costumbre no ha calado en América Latina, en donde la familia extendida hace de nido natural y protege, acompaña y valora a sus mayores al llegar a la vejez.
En esta edad es necesario promover hábitos y comportamientos sanos como el ejercicio, el compartir en amistad y fortalecer lazos de amor. Además, una alimentación saludable y rutinas proactivas que mantengan condiciones óptimas de salud. También hay quienes lo hacen a través del fortalecimiento de la espiritualidad y la fe. Como lo he expuesto en otros artículos, con base en mi propia experiencia, es importante una pareja amada, como lo es mi Juliana; el amor de familia y el disfrute de hijos y nietos, que se constituyen en método infalible para contagiarse juventud, vitalidad, jovialidad, vigor y motivación constante.
Mientras se cuente con la fortuna de la existencia, es viable iniciar nuevos proyectos de vida. Independientemente de las condiciones y cambios físicos correspondientes a esta fase, el gran caudal de conocimientos y experiencia de los mayores supone una ventaja superlativa para emprenderlos. Cada nuevo día es como comenzar una nueva existencia, que nos abre mil oportunidades para lograr la felicidad y evitar perder la vitalidad. ¡Evitemos, a toda costa, que entre el viejo!
Texto publicado originalmente en No dejemos entrar al viejo | Columna de José Consuegra (elheraldo.co)